El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos mentales más comunes que afectan a los niños, se caracteriza por un patrón continuo de falta de atención y/o hiperactividad (1).
Hay tres tipos principales de TDAH: presentación predominantemente distraída, presentación predominantemente hiperactiva/impulsiva y presentación combinada. La identificación de estos dependerá de los síntomas presentados.
El TDAH se considera un trastorno crónico el cual es muy debilitante, suele afectar al niño en muchos aspectos de su vida como los logros personales, académicos, también puede afectar sus relaciones interpersonales y sociales. Este trastorno afecta aproximadamente al 5% de los niños y adolescentes en todo el mundo (2).
En cuanto a los síntomas, muchos niños pueden tener problemas para esperar su turno, prestar atención, estar inquietos y actuar impulsivamente. Sin embargo, los niños con TDAH se diferencian en que tienen síntomas notablemente más altos de lo esperado para su edad o nivel de desarrollo, como hiperactividad, impulsividad, organización y/o falta de atención.
Los síntomas suelen presentarse antes de los 12 años y, en algunos niños, se notan ya a los 3 años. Estos pueden ser leves, moderados o graves y pueden continuar hasta la edad adulta.
Hasta el momento no se han identificado las causas específicas de este trastorno, aunque existen muchos estudios que sugieren que la genética desempeña un papel importante en el desarrollo del TDAH, otros indican que puede ser una combinación entre factores genéticos y factores ambientales como la nutrición, entornos sociales, exposición al tabaco y alcohol, ansiedad y estrés extremo en la etapa del embarazo, entre otros (3).
Es claro que el TDAH se puede diagnosticar a cualquier edad, sin embargo, este trastorno comienza en la niñez. Los niños en edad escolar suelen experimentar el TDAH cuando causan interrupciones en el aula o problemas con las tareas escolares, lo que permite identificar los síntomas más rápido y dependiendo de la presentación de estos síntomas, se diagnostica con mayor frecuencia en niños que en niñas.
Es importante saber que no existe una cura para este trastorno, por lo que los tratamientos siempre van enfocados a reducir y mejorar los síntomas, con el objetivo de que el niño o la persona pueda desarrollar su vida de la forma más normal posible. La línea de tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en niños en edad preescolar comienza con intervenciones conductuales y, cuando las intervenciones conductuales no funcionan, sigue un tratamiento interdisciplinario que incluye medicación, psicoterapia, educación o capacitación, o una combinación de tratamientos.
La nutrición es un tratamiento no farmacológico para este trastorno, uno de los nutrientes que han mostrado efectos positivos sobre los síntomas son los ácidos grasos poliinsaturados tanto a través de la alimentación como en la suplementación (2). Otros nutrientes sugeridos como beneficiosos son los minerales, los probióticos, además de una dieta basada en pocos alimentos que sean adaptadas individualmente a cada paciente (4).
La dieta y la nutrición se relacionan con otros factores del estilo de vida, como la actividad física, por lo que es recomendable llevar una vida saludable en todos los aspectos, esto puede ser de mejor utilidad al enfocar los tratamientos del TDAH (5). Sin embargo, se necesitan más investigaciones para demostrar la utilidad de las intervenciones relacionadas con la nutrición solas o en combinación con otros enfoques de tratamiento en el TDAH (6).
Si tu niño (a) o familiar ha sido diagnosticado o presenta síntomas de TDAH, lo primero que se debe hacer es evaluar el estilo de vida que se está llevando y tratar de encaminarlo a que sea de la forma más saludable posible, para esto es necesario reconocer sus requerimientos.
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Referencias
1. Tandon, M., & Pergjika, A. (2017). Attention Deficit Hyperactivity Disorder in Preschool-Age Children. Child And Adolescent Psychiatric Clinics Of North America, 26(3), 523-538. https://doi.org/10.1016/j.chc.2017.02.007
2. Sibley, M. H., Bruton, A. M., Zhao, X., Johnstone, J. M., Mitchell, J., Hatsu, I., Arnold, L. E., Basu, H. H., Levy, L., Vyas, P., Macphee, F., Gonzalez, E. S., Kelley, M., Jusko, M. L., Bolden, C. R., Zulauf-McCurdy, C., Manzano, M., & Torres, G. (2023). Non-pharmacological interventions for attention-deficit hyperactivity disorder in children and adolescents. The Lancet. Child & Adolescent Health, 7(6), 415-428. https://doi.org/10.1016/s2352-4642(22)00381-9
3. Tripp, G., & Wickens, J. R. (2009). Neurobiology of ADHD. Neuropharmacology, 57(7-8), 579-589. https://doi.org/10.1016/j.neuropharm.2009.07.026
4. Lange, K. W., Lange, K. M., Nakamura, Y., & Reissmann, A. (2023). Nutrition in the Management of ADHD: A Review of Recent Research. Current Nutrition Reports, 12(3), 383-394. https://doi.org/10.1007/s13668-023-00487-8
5. Lange, K. W., Nakamura, Y., & Reissmann, A. (2022). Diet and food in attention-deficit hyperactivity disorder. Journal Of Future Foods, 2(2), 112-118. https://doi.org/10.1016/j.jfutfo.2022.03.008
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