En este blog estaremos puntualizando algunos detalles sobre la alimentación en los pacientes con esta condición.
Antes debemos saber que la enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Es la causa más común de demencia, destruye gradualmente la memoria y las habilidades cognitivas y, en última instancia, interfiere con la vida y las actividades diarias.
Aún no se comprende completamente la causa exacta de la enfermedad de Alzheimer, pero los investigadores creen que es una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.
Los factores de riesgo comunes incluyen principalmente una edad avanzada, antecedentes de familiares con la enfermedad, ciertos factores genéticos como la presencia del gen APOE, factores de riesgo cardiovascular como presión arterial alta y diabetes, y lesiones cerebrales traumáticas.
Hay que tener claro que esta condición no es una parte normal del envejecimiento de las personas. Los cambios en el cerebro pueden comenzar años antes de que aparezcan los primeros síntomas, una de las primeras señales son los problemas relacionados con la memoria en el entorno diario, presentar dificultad para planificar o resolver problemas, para completar tareas familiares, confusión de tiempo o lugar, problemas con las palabras al hablar o escribir, extraviar cosas y perder la capacidad de volver sobre pasos, cambios de humor o de personalidad, la persona tiende a alejarse de las actividades sociales y familiares, todos estos suelen ir agravándose con el tiempo.
Siempre se realiza una evaluación integral al paciente, que incluye antecedentes médicos, pruebas cognitivas, exámenes neurológicos y en ocasiones, se realizan imágenes cerebrales, todo esto como parte del diagnóstico.
Si bien no existe cura para el Alzheimer, el tratamiento se centra en controlar los síntomas conductuales, en ayudar a las personas a mantener la salud cerebral y a enlentecer o retrasar los síntomas de la enfermedad. Los enfoques no farmacológicos, como la estimulación cognitiva, el ejercicio físico y la participación social, pueden ser beneficiosos para controlar la enfermedad. Es esencial que las personas con Alzheimer reciban apoyo y atención de profesionales de la salud y de sus seres queridos.
La nutrición desempeña un papel crucial en la salud general, incluida la salud del cerebro y el manejo de la enfermedad de Alzheimer. No se ha demostrado que una dieta específica prevenga o cure el Alzheimer, sine embargo, algunos patrones dietéticos pueden ofrecer beneficios.
Algunas recomendaciones incluyen: una alimentación rica en frutas y vegetales; cereales integrales; ácidos grasos omega-3 que se encuentran en pescados grasos como el salmón y la caballa, son importantes para la salud del cerebro y pueden ayudar a reducir la inflamación. Es importante una alimentación limitada en azúcares y grasas saturadas ya que están pueden contribuir al deterioro cognitivo. (Arizaga et al., 2018)
Además, es necesario mantenerse hidratado, pues esto favorece el funcionamiento general del cerebro.
Se recomienda siempre consultar con un profesional de la nutrición para obtener recomendaciones dietéticas personalizadas adaptadas a las necesidades específicas y al estado de salud de cada paciente.
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Referencias
Arizaga, R. L., Barreto, D., Bavec, C. V., Berríos, W., Cristalli, D., Colli, L. P., Garau, M., Golimstok, Á., Ollari, J., & Sarasola, D. (2018). Dieta y prevención en enfermedad de Alzheimer. Neurología Argentina, 10(1), 44-60. https://doi.org/10.1016/j.neuarg.2017.11.002
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